sábado, enero 21, 2006

La punción de nuestro segundo ICSI (XI)



El momento llegó. El inicio de uno de los momentos más decisivos de todo el proceso estaba delante. La punción. La extracción de los óvulos que con tanto mimo mi mujer ha ido engordando en su interior durante las últimas semanas. Comencemos por el principio.

Después de una noche apacible y tranquila, ya no hay los nervios del primer ciclo, me levanté a eso de las siete y media de la mañana. Tenía que estar a las nueve en la clínica para entregar mis "mierdabichos". Mi mujer seguía durmiendo como un lirón. Ella no entra en escena hasta las once de la mañana, momento en que estaba prevista su intervención.

Después de ducharme y arreglarme, estaba listo para mi escenificación. Mi momento cumbre. Mi aportación a la causa y mi triste desgracia, ya que todo esto no hubiera sido necesario si mis "bichos" fueran como tenían que ser y no fueran unos "mierdabichos". Como siempre me pongo nervioso, no consigo concentrarme y tengo que recurrir a Internet para motivarme un poco. Aún así y aunque parezca mentira, cuesta. Es complicado tratar de concentrarse en disfrutar cuando la cabeza está pensando en cumplir, en expulsar lo máximo posible y de la mejor calidad. además está el tema de que tu mujer está ahí al lado, durmiendo plácidamente, tratas de hacer el menor ruido posible.....¿que va a pensar?...jajajaj....la mentalidad masculina es definitivamente simple y torpe.

Después de un buen rato consigo el objetivo. Alguien me preguntó hace unos días porque no me ayudaba mi mujer. La verdad es que no lo se. La única respuesta que tengo, es que la prueba no es una diversión, no es para pasarlo bien, ¿y si por hacerlo ella se cae fuera del bote?, ¿y sino apunta bien? Nunca me lo perdonaría. Además con lo nervioso que me pongo creo que soy el más indicado para saber como alcanzar el objetivo en el menor tiempo posible. Tengo que recordaros que entre pruebas y fecundaciones es la cuarta vez que llevo a mis bichos en un bote. Soy ya ¡todo un experto!

Después de la expulsión, viene el momento cumbre de la función. Mirar el interior del bote (bote de muestra de orina...nada especial). Miro en el interior y como siempre se me cae el mundo a los pies ¿sólo eso? Casi una semana sin hacer nada para ¿solo eso?.....Con la moral por los suelos me subo los pantalones, me lavo las manos y salgo a toda pastilla hacia la clínica a la que ya llego tarde. Sencillamente volé por Madrid, aunque a esas horas (nueve de la mañana) apenas hay coches. Antes de llegar observo de nuevo el bote. La masa pegajosa y viscosa de un primer momento ya se ha licuado (siempre ocurre así, es algo normal) y la cantidad parece ahora mucho mayor (subida de ánimo, jajajaj).

El proceso de entrega de la muestra no tiene desperdicio, pero como siempre es igual, sin cambios, y ya lo he contado unas cuantas veces, remito, a los interesados, a los siguientes enlaces (Diagnósticos previos, primer espermiograma en la clínica, primer ciclo).


Una vez completado el proceso de entrega en un tiempo record, Vuelvo a casa. Nada más entrar, mirada medio intrigada y medio maliciosa de mi mujer, ¿Qué, qué tal?......como siempre le digo que fatal, que muy poco y ella, que me conoce más que nadie, me devuelve una carcajada que una vez más me da ánimos para seguir. Sino fuera por ella....

A las diez y media de la mañana de vuelta otra vez a la clínica. Una amable enfermera nos acompaña a la salita de espera, llena de parturientas y parejas que vienen a lo mismo que nosotros. Se nos distingue a la legua, las parturientas alegres, sus maridos nerviosísimos y nosotros, los que vamos por temas de Fecundaciones In Vitro (FIV-ICSI), serios como tumbas. Siempre experimento una sensación extraña en esa sala, miro con envidia a todas esas parturientas y sus maridos. ¿Cuándo nos tocará a nosotros? ¿Cuándo? ¿Por qué? ¿Qué hemos hecho mal?.... Creo que estos sentimientos son comunes a todos los que vamos por los mismos motivos. Somos como fotocopias. Nuestras caras lo dicen todo. Mientras que las parturientas quieren que todo acabe pronto nosotros, cruzamos los dedos porque todo salga bien, porque consigamos pronto el objetivo de traer un niño al mundo. Algo que parece fácil, es una quimera para nosotros. Nos reconocemos al instante, no hacen falta palabras. Los que nos miran extrañadas son las parturientas que no comprenden nuestras reacciones, ¿qué hacen estos aquí? tan tranquilos y tan serios.

Hoy llegó después de nosotros una pareja que iba a hacerse su primera punción. Su cara les delató. Ella estaba nerviosísima y él no paraba de caminar de un sitio a otro. Me dieron ganas de llevarles a un rincón tranquilizarles, abrazarles y decirles que no pasaba nada, que apenas hay dolor y que en una hora todo se termina; Que como ellos, hay muchos más de los que piensan y que si necesitaban cualquier cosa ahí estaba yo. Mi maldita timidez me impidió hacerlo y todavía a estas horas lo lamento. Es un momento duro en el que cualquier palabra, cualquier consejo se agradece eternamente.

Para la espera me llevé un par de periódicos que leí de "pe a pa", pero que evidentemente no recuerdo ni una palabra de los mismos, mi cabeza estaba en otros temas, estaba con ella, a muy pocos metros de donde estaba sentado yo. Le cogía la mano y la decía lo mucho que la quiero y lo orgulloso que estoy de ella. Querría pasar todo esto directamente con ella, pero lamentablemente no puede ser. Y no sigo con esto que veo que mis ojos se ponen vidriosos una vez más y no me apetece.

El proceso de la operación (punción) lo evito y remito a los interesados a la punción del primer ciclo ya que fue exactamente igual (punción). Como en aquella ocasión todo el proceso duro una hora. La vi salir por la puerta algo aturdida, mareada. Me acerqué, la abracé y nos sonreímos una vez más.

- Todo está bien-, me dijo.

Con esas palabras tengo más que suficiente. No necesito más. Lo demás no importa nada. En ese momento sabía que tenía clavada en mí, las miradas de los otros "fecundadores". Por eso traté de ser suave en mis expresiones y articular sonrisas para no asustarlos, para desdramatizar....no pasa nada de verdad.

Lo duro en todo este proceso, al menos desde la perspectiva masculina, es el factor psicológico. Un condicionante que te atormenta día y noche con las mismas preguntas, ¿saldrá todo bien?, ¿si, no? y sobre todo ¿Por qué? Un porque que tiene difícil contestación pero que tratas de asumir día a día.

De vuelta en casa mi mujer desayunó, tomo un paracetamol por si tiene dolores (la otra vez los tuvo) y a dormir. Se despertó a eso de las siete de la tarde como si nada, como una rosa, con una sonrisa maravillosa que me intriga una y otra vez.

Esta vez le extrajeron ocho óvulos. Los biólogos ya nos han dicho que dos son dudosos, por lo que yo no me hago ilusiones y cuento ya con seis óvulos. En el primer ciclo fueron siete. Son pocos o muchos, todo depende de la calidad y como se comporten a partir de ahora. Nuestro temor es que ocurra como la otra vez (primer ciclo), cuando de siete óvulos sólo lograron obtener un único embrión. Confiamos en que el cambio de tratamiento mejore ese porcentaje y mis "mierdabichos" se hayan portado hoy un poco mejor.

A estas horas, ya habrán fecundado artificialmente todos y cada uno de los ocho óvulos con mi esperma (ICSI: microinyección). Mañana por la mañana, nos avisarán si hay embriones o no. En caso afirmativo se los transferirán al útero el lunes o martes. En caso negativo, fin de la historia. Como en la otra ocasión va a ser una noche muy muy larga.

Mañana seguiré informando.......¡se me olvidaba!, mil gracias por estar ahí.

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