jueves, octubre 06, 2005

Segundo espermiograma (VI)


(25 de agosto) Si la prueba de sangre fue una tontería, mi segunda prueba me iba a crispar los nervios nuevamente. Tenía cita a las 4:15 de la tarde y llevaba todo el día en la oficina pensando en lo mismo, es decir, en el proceso de extracción. ¿Saldría bien? ¿Serían definitivamente sanos mis bichitos? ¿Llegaría a tiempo a la clínica?

Comí a toda velocidad para tener tiempo en la “extracción”. Todo estaba previsto…el bote de orina, la mano, el reloj sincronizado con el de la Nasa, el teléfono de Radio taxi que me llevaría en un pispas….la mano (jejeje) es decir, todo. ¿Todo?, no. Mi mujer se obsesionó en que si quería me podía ayudar en la extracción. En mi estado de nerviosismo absoluto y de agobio le dije que eso no era para divertirse sino una prueba científica muy seria. Había que recoger todo en el dichoso botecito y no era plan de jugar. La pobre tía buenas intenciones y como siempre que estoy nervioso me puse borde con quien no debía. Menos mal que me conoce demasiado y me perdona lo imperdonable. Conseguí que se fuera de casa a eso de las 3.

Muy bien tenía hasta las 3:40 para la extracción. Cinco minutos para adecuar todo si había daños colaterales y salir a la calle y 30 minutos para llegar a la clínica. Es decir llegaría 40 minutos después de la extracción. ¡Perfecto! ¡En su justo punto!

Todo estaba previsto excepto una cosa….tanto número y tanta planificación y tanto calor en el dichoso Madrid me hicieron perder la concentración y nada….que aquello no salía y cuando salió…la reflexión de siempre ¿sólo esto? ¿Vaya birria? Y para acabar de liarla se depositó un pelo de esos duros y rizados de ciertos órganos en el interior del bote ¡Mierda! ¡Se va a contaminar la muestra! Como pude y a toda velocidad saque el pelo con unas pinzas para no tocar el interior (cosa que me dijeron no hiciera) y salí pitando a la calle. Cuando estaba allí me di cuenta ¡Mierda no he llamado al taxi! El reloj corría tic tac….Afortunadamente pasó un taxi en el preciso momento en que iba a mandar todo a la mierda…bote incluido.

Le indiqué la dirección al taxista y me contesta con una sonrisilla ¡ah, eso es la clínica M!....¡Sí, es la clínica M! ¡Qué pasa!.....¿Se me notaba algo en la cara? Seguro que sí, porque estaba nerviosismo, sudadísimo y la bolsa de la farmacia con el bote dentro me delataba. Ya me daba todo igual. El caso es que el taxista comprendió al instante que tenía prisa o tenía miedo que vertiera el contenido de mi bote en su tapicería, por lo que corrió como nunca había visto algo igual en Madrid. Llegamos a las 4: 10. Cinco minutos de adelanto sobre el horario previsto.

Subo las escaleras y llego a un mostrador con una simpática enfermera que con una sonrisa comprendió perfectamente lo que quería. Bueno con una sonrisa y que deposité la bolsita en el mostrador…creo que era una buena pista.

-Rellene estos papeles- me dijo. Puede sentarse allí.

Me dirijo a la salita indicada y cuando me iba a sentar me dice ¡Su muestra, se la ha dejado aquí!........trágame tierra….no se la había quedado ella ya……parece un hijo tonto la dichosa bolsita…..no hay quien la suelte de una santa vez.

El caso es que senté mi “bolsita” en la silla de al lado mientras rellenaba los datos. Una vez acabado le entregué los papeles y me indicó que esperara unos minutos, que llamaba al doctor.

¿Doctor? ¿Para qué quiero yo ahora un doctor? ¿Me hará algo? ¿Alguna prueba?....esto no estaba previsto. Yo pensé que iba a ha ser como en el otro sitio. Dejaba la muestra y punto. Pues no, aquí como pagas son más profesionales y tienen que justificar lo que cobran…yo se lo regalo, lo juro….pero me quiero ir……(las tonterías que le pasan a un hombre en estas circunstancias).

Mientras esperaba al médico ocurrió algo que todavía hoy cuando lo recuerdo me muero de la risa. Llegaron tres hombres más, todos mayores que yo y todos con sus respectivas bolsitas de farmacia y con sus botes con tapa roja….jajajaj…al menos llegué el primero y acabaré antes. Se sentaron y por arte de magia y durante dos minutos que duro mi espera en la salita conseguimos los cuatro no mirarnos a la cara ni una sola vez. Arriba, abajo, a la izquierda, ala derecha, pero nunca de frente, cara a cara con otro sufridor…..jajajajaj …pero que tontos somos. Uno cogía su bolsa como si llevara oro dentro, otro la ocultaba y otro como yo la dejaba en la silla de al lado como si la cosa no fuera suya o mostrando indiferencia y profesionalidad….jajajaja…El caso es que allí en esos botes llevábamos algo nuestro, muy nuestro y que iban a someter a yo que se que pruebas.

Pero lo peor estaba por llegar. Apareció un médico, pronunció mi nombre, leyó los papeles firmados y ¡dios mío! Empezó a ponerse unos guantes de látex en las manos ¿Cómo? ¿Eso que significa? ¿Una exploración? ¿De dónde? ¿De qué?

-Sígame por favor

Las piernas me temblaban y la cara de los otros tres que estaban allí era un poema. Era como ir a un matadero. Ellos estaban como yo. No sabían lo que les iba a ocurrir a ellos, sus botes y los guantes de látex.

El recorrido de apenas 15 metros hasta un despacho se me hizo eterno y mi vida pasó a cámara lenta…

-Tome asiento

¡Dios mío! ¿Y ahora qué?....pues …..nada de nada….los guantes eran simplemente para coger el bote. Debe ser que hay mucho cerdo que lo deja todo perdido…jajajaja. El caso es que toda esa parafernalia era simplemente para que comprobara visualmente que ponían mi nombre al bote y a la tapa para que no hubiera ningún tipo de error posterior. ¡Que profesionales! O ¡Que chapuzas!....los del análisis anterior.

Me explicó lo que les iban a hacer a esos mis queridos bichos, que difería bastante de la prueba anterior. Cultivo durante tres horas, comprobación de los mismos y a las 24 horas nueva comprobación de los mismos y pruebas atléticas…si sí…..habéis escuchado bien porque parece ser que les ponen en un plano inclinado para ver como suben al cabo de esas veinticuatro horas. Definitivamente estaba perdido. Si mis bichos son como su dueño que en su vida ha hecho deporte ¡están perdidos!

Después las preguntitas de siempre: ¿cuánto hace que se hizo la extracción? ¿Cuántos días sin relaciones sexuales? ¿ESTÁ TODO? Estas preguntas ya no me impresionaron…”pecata minuta”.

Al salir del despacho vi clavados en mi cara las miradas de los otros tres hombres. Ese fue mi momento de gloria…puse cara de descomposición…jejejejee…y sus miradas pasaron del temor al terror…jejejeje….perdonar esta pequeña broma, pero me la pusieron totalmente a tiro.

En una semana tendría los resultados, los análisis de sangre y las pruebas de mi mujer. Iríamos al médico nuevamente a que nos diera los resultados definitivos.

Sólo diré que aquella noche no dormí, infundí telepáticamente ánimos a mis bichos para que aguantaran veinticuatro horas en perfecto estado de salud.

Seguiremos informando………………..

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