domingo, octubre 09, 2005

Los resultados (VII)


(28 de agosto) Desde hacía un par de días me rondaba la cabeza…el problema eres tú….el problema eres tú. La verdad es que no hay que hacer mucho caso a esa vocecilla interna que ha veces te dice cosas, ya que algunas veces acierta, otras se equivoca pero la gran mayoría de las veces no sirve para nada. ¿Cuál sería el resultado esta vez? El caso es que yo no tenía muy buenos presagios, pero como dice mi mujer, que es demasiado sabia, soy un cenizo y como tal, lo que diga o deje de decir carece de importancia ya que siempre me pongo en lo peor.
Aquel lamentable día y antes de ir a la consulta de la clínica, recogí los análisis del SIDA y los del espermiograma. Abrí sin ninguna dificultad los primeros, estaba totalmente seguro de que iban a ser negativos y así fue. Sin embargo los del espermiograma no me atreví siquiera a echar una pequeña mirada. Estaba aterrado y preferí esperar a que el médico me diera su lectura final.
Iba hacia la clínica y no hacía más que mirar aquel sobre amarillo por delante y por detrás. Quería ver si por alguna extraña mutación genética mi vista alcanzaba a leer el interior del sobre sin abrirlo. Tenía pavor de comprobar que el resultado era desfavorable para mí pero a la vez una tremenda curiosidad. Sabía que si lo abría y no me gustaba lo que leía mi enfado y disgusto iban a ser considerables y no quería montar un numerito delante de la doctora.
Mi mujer tardó en llegar unos minutos y aunque traté de concentrarme en otro tema escuchando música y leyendo un libro, mi mente sólo tenía un color, el amarillo y una forma…..el sobre maldito.
Como siempre, nos atendieron rápidamente. La doctora empezó examinando todas las pruebas de mi mujer y a realizar anotaciones de todo en el ordenador…….¡Por qué demonios no decía nada! Luego cogió los míos, los estudió con calma y volvió a introducir más datos en el ordenador...¡Y seguía sin decir nada!
Cuando acabó de teclear se volvió, nos miró tranquilamente a los ojos y nos dijo con una voz calmada y serena. Recomiendo hacer una fecundación in vitro con microinyección (desde ahora ICSI). ¿Cómo? ¿Pero qué dice esta tía? Si el otro día nos hablaba de un coito asistido y poco más. El mundo se me empezó a caer encima y yo sin abrir la boca.
Le preguntamos que pasaba y tranquilamente nos respondió que el problema eran mis espermatozoides. Yo creo que la doctora no me miraba pero sus palabras se me grabaron a fuego en mi cabeza. Soy yo el culpable. Yo, yo. El hombretón del norte no puede, es una pena de hombre. Todos los tópicos sobre una persona impotente pasaron por mi cabeza y siempre les ponía mi cara y mi cuerpo. Un cuerpo deforme e inacabado, en definitiva, un cuerpo imperfecto. Pensé y pensé en apenas 1 minuto en todas esas tonterías que nos han enseñado a creernos a base de tantos años de egocentrismo machista.
El caso es que mis espermatozoides, aunque muy abundantes como dijeron las primeras pruebas, eran pobres de salud. A las 24 horas habían sobrevivido muy muy pocos (3%) y las pruebas atléticas las habían superado aún menos. Mis bichos…cuerpo de mi cuerpo…eran una auténtica birria. Luego vendrían las justificaciones típicas …el estrés en que vivimos, el ritmo de vida y todo lo que queráis, pero el caso es que mis hasta entonces amados y venerados bichos….eran una mierda. Podía ser una situación temporal, pero en definitiva, no se podía hacer nada por ellos.

En mi caso no servía una simple fecundación in vitro, donde se ponen los espermatozoides y los óvulos en una probeta y se espera tranquilamente a que se fecunden por sí mismos. En nuestro caso era necesario usar una jeringuilla muy fina que seleccionaba un único espermatozoide y que introducía directamente en el óvulo. No es que mi descendencia fuera a nacer por medios no naturales o ayudado mediante el empleo de una probeta, No, en mi caso es que iban a nacer propulsados por una simple jeringa. ¡Mi cuerpo era una auténtica birria! Y además ¿Quién iba a decidir quien era el elegido de mis bichos? ¿En qué se basaba?...que horror.

Sólo diré una cosa…pasé dos días horribles. De los más horribles que recuerdo. Me sentía una auténtica birria como hombre. Un árbol seco que nunca más florecería.Afortunadamente todas estas tonterías se pasan y cuando te dicen que es algo relativamente normal, que le ocurre a mucha gente y que no tiene mayor importancia, poco a poco te vas recuperando. Además mi mujer estaba perfecta, es totalmente sana. Si ella tuviera algo gordo se acabó todo. Si es problema del hombre tiene fácil solución ya que si los espermatozoides son débiles como los míos, se implanta directamente y si son inexistentes se pueden extraer directamente de los testículos (¡que dolor!) donde parece que siempre queda una reserva hasta en los peores casos de esterilidad.

Mi mujer estaba alegre, optimista como siempre. Ya sabíamos la causa de nuestro problema y tenía solución. Ahora era cuestión de tiempo ¿no?....me encanta cómo piensa y como sabe ver siempre el lado positivo de las cosas. Y me encanta porque poco a poco me va contagiando a mí de su optimismo…no se que sería de mi sin ella.

Ahora ya solo necesitamos dos cosas….un poco de paciencia y sobre todo…..dinero, mucho dinero.

En el siguiente capítulo de este melodrama que espero acabe bien os contaré en qué consiste la Fecundación in vitro con microinyección (ICSI) y sobre todo…cuánto cuesta la broma, en la cual, a día de hoy, estamos totalmente embarcados.

Seguiremos informando…

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