miércoles, mayo 30, 2007

Novedades II



Ayer, pro primera vez dormí mal. No fue premeditado, simplemente surgió. Los sueños con esa niña se repiten cada vez con más frecuencia y a la mínima, el insomnio hace acto de presencia. Mi mujer lleva así desde el viernes pasado y con el estómago destrozado. Yo empecé ayer con ardor. Afortunadamente el viernes sabremos ya bastantes cosas y esperemos que las suficientes como para tomar una decisión al respecto.

Cada mañana, nada más levantarnos lo primero es revisar el correo. ¿Qué novedades nos vienen desde Filipinas? El tener una diferencia horario de 6-7 horas y el tener unos horarios laborales totalmente distintos, ocasionan un sin fin de problemas. El caso es que durante la mañana recibimos la mayor parte de la información.

Novedad del día:

La Directora del Orfanato afirma que ella cree que el diagnóstico que le hicieron a la niña era erróneo y que espera con ilusión las pruebas a las que vamos a someter a la niña. Nos ha pedido una copia de ese diagnóstico a lo cual nosotros hemos aceptados encantados. ¿Suena bien verdad?

Nicole recogerá a la niña el viernes al mediodía (noche del jueves en España), con su marido, una amiga y una supervisora del Orfanato y la llevarán a los dos hospitales donde le harán las pruebas. Me imagino que el viernes por la mañana (hora de España) tendremos al menos las primeras impresiones, aunque sean "visuales".


martes, mayo 29, 2007

Novedades


La verdad es que las últimas 24 horas han pasado muy deprisa. Dudo mucho que la cosa continúe así. Si al final decidimos que sí, dudo que el tiempo vuele como hasta ahora. Se ralentizará hasta hacerse insoportable. Isabel ya ha empezado con dolores de estómago que dudo se le pasen rápido.

Hace apenas unas horas hemos hablado con la prima de Isabel en Manila (Nicole). Ya ha hablado con los médicos y con el Orfanato. Los médicos dicen que es mejor hacer las pruebas en el Hospital y el Orfanato no ha puesto ningún impedimento.....uffff....menos mal. Allí le podrán hacer más analíticas y de más relevancia que una mera inspección en el Orfanato.

El próximo viernes 1 de junio, Nicole y su marido recogerán a la niña en el Orfanato y la llevarán a un Hospital privado para que los distintos médicos le hagan todas las pruebas que estimen oportunas. Irá también una amiga de Nicole, que hace un par de años adoptó en Filipinas un niño con algunos problemas y que ahora está perfecto. Entiendo perfectamente que la responsabilidad que tiene ahora Nicole es mucha y quiera compartirla con alguien....pobrecita, no me cambiaba por ella. Esa amiga suya ha pasado por todo esto y puede darle otro punto de vista sobre como se encuentra la niña.

Poco más. El viernes cuando nos despertemos seguramente habrán acabado las pruebas, y aunque quizá tarden unos días en dar el informe, al menos sabremos la impresión que le ha causado la niña a Nicole. Ella será de muchísima ayuda en la decisión que tendremos que tomar.

Apenas sabemos nada de esa niña. No hemos querido saberlo. Cuando el viernes pasado la persona de contacto de la Agencia nos leía su expediente mis ojos instintivamente trataban de mirar por encima de las hojas y ver su cara, pero algo me decía que era mejor no hacerlo, y así ha sido.

Esta mañana se conectó Nicole al messenger y no pude evitarlo:

* ¿Qué edad tiene?

- Un año y diez meses

Mayor de lo que esperábamos, pero la verdad, ahora todo eso carece de importancia. Dentro de poco, dentro de muy poco, es posible que seamos padres y ya todo dará igual.

Carta a un hermano desaparecido





Esta carta la empecé hace tiempo, pero nunca logro terminarla, de ahí la diferencia de fechas y tiempos, en cualquier caso la dejo tal y como la he ido escribiendo.

Querido Flap,

Hace ahora tres días (6 de abril de 2007) que te fuiste y no consigo quitarte de mi cabeza. Te veo en todos los sitios a los que miro, porque estabas y compartías cada rincón de nuestras vidas. Te fuiste desde el sitio que más querías y donde más disfrutabas, nuestra casa de Asturias, y puedo asegurarte que nuestras vacaciones de Semana Santa terminaron el pasado viernes, en el mismo momento en que decidiste dejarnos. Para una familia tan pequeña como la nuestra, éramos cinco contigo, habitando en una casa tan grande y tan llena de recuerdos acumulados por los que nos precedieron, tu ausencia se volvió insoportable. Tus voces altisonantes, tus acogidas tan fuera de tono cada vez que nos veías, tu perpetua simpatía hacia todos, tus cariños que llegaban a empalagar, tus constantes ganas de jugar y de salir a la calle justo cuando estábamos durmiendo la siesta o tomando el sol y sobre todo tu eterna compañía, nunca la olvidaremos.

Sabes que cuando llegaste, papá te tomó como el nieto que todavía no ha llegado y no como el hijo que eras. Siempre te aprovechaste de esa circunstancia y supiste explotar a nuestros padres hasta convertirte en un perfecto maleducado, pero todo eso es ahora agua pasada, ya que en mi cabeza sólo hay sitio para los buenos momentos.

Te recuerdo una y mil veces en nuestros paseos al borde del mar, por la playa o por la montaña. Te recuerdo saltando en esos campos asturianos donde la hierba nos llegaba hasta la cintura y donde tú más disfrutabas. Te recuerdo dinámico, fuerte y hablando sin parar una y mil veces hasta hacernos enfadar de pura desesperación... si supieras cuanto lo hecho de menos llorarías como yo lo hago cada vez que repaso esta carta una y mil veces.

Al menos me queda el consuelo de que a nuestro lado SIEMPRE fuiste feliz. Lo más feliz de nunca alguien como tú pudo jamás imaginar. Nunca te faltó de nada y en estos días cuando guardaba todas tus cosas nos dimos cuenta aun más de esto. No pasaste ni un sólo día de tu vida sin la compañía de alguno de nosotros cuatro. Ni un día.

Han sido trece años, 11 meses y unos días de entrega mutua. Y aunque ahora que ya no estás es fácil decirlo, te echo tanto de menos que me duele sólo el echo de pronunciarlo.

Tu partida era esperada desde hacía tiempo. Apenas cumpliste los 13 años empezaron los achaques que más o menos venías arrastrando de lejos. Una incipiente ceguera, problemas de oído, corazón, pero sobre todo ese sangrado cada vez que ibas a hacer pis y que tanto nos desesperaba a todos. Fuiste el mejor enfermo que familia haya deseado nunca. De tu boca jamás salió un lamento o una cara larga. Todo fue alegría y ánimos hacia nosotros. Y así fue hasta el último segundo de tu existencia.

El viernes 6 de abril se precipitó todo. No podías hacer pis. A pesar de eso insistías en ir a la calle, en jugar, en hablar a gritos y en acompañarnos a todos lados. Nunca pensamos que ese soleado día sería el último para tí. Una vez más te llevamos al médico. Ese lugar que tanto odiabas y que te hacía temblar de pies a cabeza. Ya nunca saldrías de ahí. Tu vejiga estaba llena de coágulos y aunque tú no lo demostrabas la doctora decía que estabas sufriendo, que lo único que podía hacer por tí era darte calmantes.

Papá no quería hacerlo. Te quería a su lado a toda costa. Yo tuve que tomar las riendas y hablar por todos. Necesito saber que fue la decisión que tomé fue correcta. Cargaré con ella el resto de mi vida, pero creo que fue la más acertada. Aunque aparentemente estabas bien, tu cuerpo por dentro empezaba su final.

Tal y como sucedió siempre te recordaremos alegre, contento y lleno de amor hacia todos nosotros. La despedida fue muy dura. Quizá uno de los momentos más duros de mi vida. Tu familia como podías ver y sentir era un mar de lágrimas. La doctora te cogió en brazos y yo a duras penas pude quitarte la correa y darte un beso... las lágrimas me impedían verte.

Papá le imploró a la doctora que todo fuera rápido, lo más rápido que pudiera. Nos alejamos de la clínica sin mirarnos y pensando lo que había pasado. repasando mentalmente todos los momentos buenos que nos habías dado. Aquella misma mañana estabas con nosotros y apenas 4 horas después ya no estabas.

Cuando volvimos a casa y se lo dijimos a mamá no se lo podía creer. Un grito desgarrador traspasó todas las paredes de la casa y sólo pude abrazarla para tratar de consolarla.

Han pasado ya un par de meses, pero te seguimos viendo en cada rincón de la casa. Te veo, te siento y te huelo por todas partes.

Me hubiera encantado, hubiera deseado que conocieras a mi futuro hijo. Tener una foto de los dos. De dos de las personas más queridas por mí. Una que fue real durante 14 años y otra que lo será dentro de poco tiempo. Pero no pudo ser. Te quisiste ir antes y ante eso nada se puede hacer.

En cualquier caso mi hijo conocerá el profundo amor que tu familia tenía por los de tu especie. Amará y respetará cada ser viviente de este planeta en el que nos ha tocado vivir, y estoy seguro que igual que yo no olvido a otros "hermanos" de mi padre y de mi madre que nunca conocí, él tampoco te olvidará.

Estés donde estés, nunca te olvidaremos. Hasta siempre.

Que la tierra te sea leve.


lunes, mayo 28, 2007

Calma


Después de la tormenta llega la calma. La calma en el proceso de adopción supone asumir que hay que ser cautos. No dejarse llevar. Todavía no sabemos nada aunque nuestros corazones nos digan otra cosa. Es demasiado tiempo esperando, demasiadas ganas como para contener nuestras mentes. En cualquier caso estamos mucho más calmados.

Hace diez minutos hemos enviado faxes y correos electrónicos y esperemos que la "maquinaria filipina" se empiece a movilizar (aunque allí son ya las 4:30 de la tarde). Confiamos en que esta misma semana la prima de mi mujer y los médicos puedan ir a ver a la niña y luego ya sólo queda esperar su decisión, que será también la nuestra.

Estamos durmiendo mejor aunque preguntas como ¿Necesitará algo? ¿Qué nombre le ponemos? no hacen más que atormentar nuestros debilitados cerebros.

Calma, cabeza fría y mucha paciencia me repito una y otra vez. Hemos aguantado mucho y podemos seguir esperando unos días más.

domingo, mayo 27, 2007

¿Seremos ya tres?





Hace apenas 72 horas han ocurrido una serie de cosas que "puede" que cambien totalmente nuestra vida. Todo empezó el 24 de mayo, exactamente 1 día antes de cumplir 4 meses en lista de espera para la asignación de nuestro deseado hijo.

Jueves 24 de mayo de 2007, 12:03 PM

Suena el teléfono de mi móvil. Un número desconocido me llamaba insistentemente. Lo cojo,

- ¿Enrique?

* Sí, soy yo.

- Soy..... de la Agencia.

En aquel momento mi corazón me dio un vuelco. Sería para cualquier tontería. No puede ser. Es demasiado pronto, no puede ser.

- Te llamaba porque quería comentaros una cosa, necesitaría veros cuanto antes.

Su voz era seca, aséptica, con aire de indiferencia, sin alegría, sin pena, en todo caso preocupación. Dicha preocupación se transmitió de inmediato a mí.

* ¿Qué ocurre? ¿Pasa algo?

- Bueno, preferiría decíroslo en directo. Hay un niño, no se si os interesará, tiene alguna cosa, no se...

* ¿Cómo que un niño? ¿Ya nos han asignado un niño?

- No, no. Esto viene por otro cauce. Todo legal, pero viene por otro lado. Es mejor que os lo explique en directo ¿Cuándo os puedo ver?

* Pero ese niño ¿está muy mal?

- No, no, pero tiene alguna cosilla. No se como suelen reaccionar los futuros padres ante esto y nunca se como explicarlo. Mejor os lo cuento cuanto antes.

* Pero si no lo aceptamos, ¿Seguiremos en lista de espera? ¿No retrasará nuestra asignación sino lo aceptamos?

- No, no. Por eso no te preocupes. Esto sigue otros conductos.

Mi cabeza giraba y giraba sin sentido tratando de comprender todo lo que me estaba diciendo. ¿Había llegado ya el momento? Habíamos especificado que queríamos un niño sano ¿A qué viene esto? ¿Están jugando con nosotros?, esto no se hace. Si ya es duro afrontar el proceso de adopción, presentarte a un niño que puedes o no puedes aceptar es aún más duro.

* Muy bien, llamo a Isabel y te llamo inmediatamente.

No sabía ni por donde empezar. Se lo cuento tratando de quitarle peso. Tratando de recalcar que no pasaba nada, que sino lo aceptamos no influía nada en nuestra lista de espera, pero pasó lo que tenía que pasar. Se echó a llorar, y así continuó durante dos o tres largas horas en donde su único consuelo fueron sus compañeros de trabajo ¿Cómo nos hacían esto? ¿Con qué cara rechazaba yo a un niño que tenía "algo"? Son personas humanas, no objetos.

En cualquier caso el proceso de adopción es así. A veces frío, a veces cálido y a veces como en este caso tremendamente injusto.

Jueves 24 de mayo, 12:30 PM.

Llamo a la Agencia y quedamos a las 7 de la tarde del mismo día.

Después de mucho tirar de la lengua consigo sacarle que se trata de una niña. Una niña, dios mío. Lo que siempre deseamos y creíamos que no sería posible ya que en Filipinas hay una proporción abrumadora de niños. ¿Cómo nos hacen esto? Porque juegan con nosotros, con nuestros sentimientos.

Ahora sólo sirve una cosa, tranquilidad. Evidentemente ese día no hice nada en la oficina. Hacía clic con mi ratón de vez en cuando. Mi cabeza volaba. Mi cabeza estaba en Asturias. Mi cabeza unía mi mano al de una niña en esa playa que tanto deseo compartir con ella. Una niña sin forma, sin rasgos, pequeña y poco más. Fue imposible parar ese pensamiento durante todo el día. ¿Qué le pasará?

Siempre pensé que este momento sería muy diferente. Como muchas de otras familias a las que conocemos llegaría deprisa, con mucha alegría y en seguida lo contaríamos al mundo entero, pero en este caso ¿Qué podíamos contar?, ¿Que a lo mejor sí o a lo mejor no? si fuera lo segundo la caída sería mucho más grande. Sólo a los más cercanos.

1ª llamada. A mi eterno confidente en temas de adopción, que fue contundente y llena de emoción. Es ella, sé que es ella, lo presiento, lo se. Pero por si acaso, no la mires, no veas su foto. No leas su expediente. Cuanto menos sepas mucho mejor. No crees lazos con alguien que quizá no sea, aunque se que es ella.

Mi corazón dio otro vuelco y mis lágrimas no pudieron más.

A duras penas realizo mi segunda llamada. A mi madre. Trato de explicarle pero es difícil de hacer entender estas cosas. Su nerviosismo le impidió respirar ese día y dudo que todavía se le haya pasado.

Y ahí quedó la cosa. Nadie más lo sabe. Nadie más. No quiero difundir una alegría que quizá no sea. No quiero que nos animen, que nos den ánimos porque sé que luego las caídas son aún mucho peores y además en soledad.

A duras penas consigo comer unos bocados. Tengo un nudo en el estómago que lo impide. Apenas leo el periódico que es mi fiel compañero en mis comidas. Mis ojos miran a las líneas de papel, pero mi cabeza está dibujando otra historia bien diferente a miles de kilómetros de distancia. No puedo pararlo, es inevitable.

Decido irme a las 5 de la tarde. No tiene sentido. No estoy haciendo nada. Tomo los transportes más lentos, escucho la música más triste y trato de llegar a tiempo a la cita en la Agencia.

Llego con una hora de adelante. A las 6.

- ¿Ya estás ahí? Me dice mi mujer por teléfono... y se ríe.... Por primera vez en el día la encuentro algo más relajada. Paseo para hacer tiempo y las 6:30 subo a la Agencia.

A las 6:45 llega mi mujer. Nos miramos. Su cara es un poema. Tiene los nervios a flor de piel y sólo una mirada es suficiente para hacerla llorar. Trato de calmarla y hacerme el fuerte y aparentemente lo consigo.

Por fin llega el momento. Viernes 24 de mayo de 2007. 7 PM

Nos pasan a una sala y enseguida aparece nuestra persona de contacto con una sonrisa de oreja a oreja. Nuestras caras serias e inexpresivas. A la espera. Mi mujer lista a saltarle a la yugular para decirle que esto no se hace así... ese momento afortunadamente nunca llegaría.

La niña es una menor de dos años. Está en un orfanato a las afueras de Manila y tiene lo que podríamos denominar un retraso psicomotriz (bajo tono muscular). Apenas nada. En China hubiera pasado desapercibida. Hubiera sido una niña normal, pero en Filipinas no. En Filipinas lo detectaron y le pusieron un fisioterapeuta. Nos entregan dos informes de septiembre de 2006 y febrero de 2007 donde se aprecia la mejoría. Gateaba. En cualquier caso está en la lista de niños con dificultades especiales y eso asusta mucho.

Una asistente social filipina llamó a la asistente social del orfanato de una tía de Isabel y le contó el caso. Le preguntó si conocía alguna pareja interesada. Ella inmediatamente pensó en nosotros. La niña apenas lleva unos días en la lista y no debemos preocuparnos. Si decimos que no, no pasa nada. Tendrá padres inmediatamente. ¿Queremos seguir adelante? Sino queremos no pasa nada. Llevamos muy poco en lista de espera y en unos meses nos asignarán otro niño.

¿Qué hacer? Nuestro corazón pudo más pero con condiciones. Nosotros tomaríamos las riendas del tema. Un familiar nuestro iría a verla y llevaría a médicos para que la hicieran pruebas exhaustivas. De eso dependerá nuestra decisión. Sólo de eso. Somos unos cobardes y queremos un hijo sano. Todo lo sano que podamos preveer. Pensaron en nosotros ya que teníamos la posibilidad de verla. En eso quedamos con la Agencia.

Desde ese momento no hemos parado. Esa misma noche reunimos a mis padres y se lo comunicamos. Apoyo total y totalmente de acuerdo en la decisión. Mi mujer llama a su amiga del alma que no puede contener los gritos de emoción.

- ¡¡¡Es ella, Isabel!!!, estoy segura. Nuevos lloros.

Estamos agotados. Aún así llamamos a una tía de Isabel y nos da los contactos de dos médicos en Manila de total confianza. Un pediatra y un neurólogo infantil. Ellos, junto con una prima de mi mujer serán los encargados de decidir. De ser nuestros ojos y nuestro corazón. Difícil labor la verdad.

Llamada a una pediatra española de nuestra confianza en España. Le leemos el informe en inglés. Su respuesta no puede ser más contundente. Lo que tiene esa niña no es NADA. Esa niña no tiene nada que no se cure con amor y rehabilitación. Aun así sentimos miedo. Mucho miedo.

Aquella noche del jueves fue terrible. Yo apenas dormí 3 horas y mi mujer ni eso. Se levantó a las 5 de la mañana del día 25 para empezar la ronda de llamadas con Filipinas (por la diferencia horaria) con las que planificar todo. Desafortunadamente hasta el lunes o martes no se podría hacer nada. Un dato sacamos en claro de la nueva información que nos dieron. La niña ya andaba por ella misma. Eso es un muy buen dato.

Hoy es ya domingo. La cabeza no ha parado todo el fin de semana. ¿Cómo estará? ¿Cómo será? ¿Estará bien atendida? ¿Será realmente nuestra hija? Tiene nariz chata. Es lo único que sabemos y ese dato es suficiente para completar el resto de su cara. Un esbozo que la cabeza compone una y mil veces en mil y una combinaciones.

He de reconocer que la cosa pinta muy bien. Pero hay que tener la cabeza y el corazón frío. Aunque la aceptemos, posteriormente lo deberá aceptar el Orfanato y el Ministerio filipino (ICAB). Aunque dudamos que eso sea un impedimento.

Mientras tanto nuestras cabezas no paran de soñar, de correr, de volar y de amar a un ser pequeñito que quizá nos está ya esperando a miles de kilómetros de distancia. ¿Nos sentirá como nosotros ya la sentimos a ella? ¿Seremos ya tres?