miércoles, febrero 15, 2006

Sexo en San Valentín


Me lo tengo merecido. Lo reconozco. Todo el día comentando en los otros blogs que si "éste día es puro mercantilismo", que si "el amor se demuestra día a día". Definitivamente Dios me ha castigado. Pero me ha castigado de una forma maravillosa. Porque este día pasará a los anales de mi vida sexual...jajja.

Llegué a casa como de costumbre, cansado, a eso de las ocho de la tarde. Iba a meter la llave en la cerradura cuando vi una notita en la puerta:

"Ni se te ocurra abrir la puerta.....llama al timbre"

¿Cómo?, la verdad es que cuando uno está atontado, está atontado. Llamé al timbre. Después de unos segundos interminables la puerta se fue abriendo poco a poco. Las luces apagadas, de fondo una suave música de jazz tremendamente sugerente. Olor a jazmín (una vela aromática con toque pijeril de Carolina Herrera...una delicia) y un cuerpo de ensueño semidesnudo que me llamaba con insistencia.

No me lo podía creer. ¿Ésta no es mi mujer?.....¡Me la han cambiado! Paso al salón y más de lo mismo. Luces apagadas y velas por todos lados (como podéis ver en la foto) y la mesa puesta para una cena súper romántica.

El primer plato tuvo que esperar. Nos fundimos en un abrazo interminable, en un ir y venir de besos y en un fogonazo de placer que hacía mucho que no sentía. Ni nos movimos del sofá. Ella insistió en que sacara fotos, que la pusiera en el blog, que a ella nadie la conoce (¡ni yo mismo la conozco!). Creo que está naciendo en ella esa vena exhibicionista que todos nosotros conocemos bien.

¿Estás segura?....totalmente segura.....


Bueno, ya está, ahí la tenéis dispuesta al ataque. Por pudor y vergüenza no enseño más. Lo que falta me lo reservo para mi mismo. Soy un ser afortunado, la verdad.

La cena transcurrió tranquila, un buen vino, mejor comida, risas, confidencias....y llegó el final. Un postre que no olvidaré en mi vida. Un helado de chocolate que apenas comimos....por la boca, porque la gran mayoría untó nuestros cuerpos, cucharada a cucharada, para ser devorado por nuestras lenguas sin que se perdiera ni una sola gota por el camino. Sin duda alguna, la mejor batalla campal que he disfrutado en mi vida....y tenía que ser en San Valentín.

La verdad es que las mujeres sois seres realmente sorprendentes. Cuando crees que ya nada te puede sorprender, dais un "mortal adelante, carpado y con tirabuzón" que le dejáis a uno con la boca abierta.

Te quiero mi amor y gracias por regalarme esta noche tan especial.....te debo una....jajjaja...o mil.

(Por cierto, creo que acabo de cruzar al "lado oscuro" de los blogs. Me he vendido vilmente al posteo sexual, pero creo que la ocasión lo merecía).

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