lunes, febrero 06, 2006

Dudas trascendentales


Muchas veces he pensado que me encantaría vivir en este pueblo. Olvidarme de la gran ciudad, de sus ruidos, su velocidad y su oscuridad. Olvidarme de su constante bombardeo de consumismo. Creo firmemente que se puede vivir sin mp3, sin gatchets de última tecnología, sin cambiar de móvil cada año y sin tantas y tantas cosas inútiles que se hacen “imprescindibles” en Madrid.

Hoy me he despertado temprano para ir a comprar los periódicos y mientras vagaba por sus calles desiertas, iba sopesando la idea. Al final le he encontrado dos “peros” fundamentales:

1.- ¿En qué demonios iba a trabajar yo aquí? Un pequeño lugar de apenas dos mil habitantes, dudo mucho que necesite los servicios de un “especialista en publicidad en Internet” y menos aún de un arqueólogo de formación.

2.- ¿De qué demonios hablaría yo en el Blog? Hoy he recorrido sus calles durante una hora y no me he encontrado con nadie. Estoy seguro que esta tarde, si me encuentro con algún conocido, me dirá el itinerario exacto que seguí, con pelos y señales. Con esta perspectiva los temas se me acabarían en seguida ¿no?...jajajaj




La verdad es que el amor a la tierra, se vive de forma mucho más intensa desde fuera. En mi caso, desde esa odiada urbe que es Madrid, que me da trabajo y que me hace añorar a Asturias cada día del año.

A pesar de todo, las calles de Tapia te dan, de vez en cuando, temas de interés, y sino mirad el coche “tuneado” que me he encontrado. Tapizado entero con comics de Mortadelo y Filemón, Zipi y Zape, etc. Una adaptación local de una moda que crece y crece...jajajaj.





Perdón por las divagaciones sin sentido, pero la tranquilidad de este lugar no me hace concentrarme en temas trascendentales. En cualquier caso era el objeto de este viaje...olvidarme un poco de todo, para no pensar en nada.

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