lunes, febrero 20, 2006

Intolerancia


Hacía días que evitaba a mi superjefe. Siempre que le veía, trataba de ir rápido de un sitio a otro y me limitaba un simple y cortés "Hola" como único comentario.

Mi superjefe, como ya he comentado, tuvo su hasta el momento, único y primer hijo, mediante Fecundación In Vitro con Microinyección (ICSI), exactamente el mismo tratamiento que hemos seguido nosotros y que tan malos resultados no s ha dado hasta la fecha. Todos sabemos de su carácter intolerante, conservador y retrógrado, pero esta vez me iba a tocar a mí padecerlo en un tema terriblemente sensible para mí.

El viernes tuve que pasar delante de su despacho para llevar unos papeles a otro compañero. Pasé deprisa para que no me viera. Cuando volvía hacia mi puesto me vio

- ¿Qué tal? ¿Cómo va todo?

Esas sencillas palabras querían decir, "¿Cómo va vuestro tratamiento?", "Pasa a mi despacho y cuéntamelo".

No le había comentado nuestro fracaso del segundo ICSI y menos aún nuestros planes de adopción. Así que me armé de valor y empecé una vez más a contarle todo, sabiendo lo que me esperaba.

Respecto al ICSI estaba de acuerdo, lo mejor era hacer las pruebas que estábamos haciendo y pedir consejo en otro Centro. Me dijo que el IVI de Madrid era la mejor opción tal y como nosotros habíamos decidido. Hasta ese punto todo correcto. Lo que no me gustó nada es todo lo que vino después.

- "La verdad es que el Centro donde habéis ido no me sonaba de nada". "Seguro que es una mierda". "Seguro que el fracaso ha sido por fallo de manipulación".

Curiosos comentarios cuando él fue el que me dijo que la técnica estaba ya tan difundida que daba igual el Centro. Curiosos comentarios cuando me pidió la dirección del mismo, porque un familiar suyo quería repetir el tratamiento y donde él fue, a pesar de conseguir su hijo, no le gustaba nada de nada.

Él sabe perfectamente lo duro que son estos tratamientos, y sobre todo desde el punto de vista psicológico. Nosotros no tenemos ni un solo reproche que hacer al Centro en el que hemos estado. Todo ha sido amabilidad, comprensión, información y profesionalidad. Si hubiera notado algo anormal, hubiera cancelado cualquier prueba inmediatamente. Son comentarios que no vienen a cuento, que molestan e irritan y que haciéndolos desde una posición de fuerza joroban aún más. No sabes si partirle la cara o autopespedirte en el acto....o las dos cosas. Pero seguimos...

- "Yo tomé la alternativa de seguir las veces que hiciera falta, si fuera necesario repetiría el tratamiento 17 veces". "Cuando fallaba sentía un cabreo insoportable". "Tenía claro que si fuera necesario emplearía donación de óvulos o de semen". "Incluso pensé en madres de alquiler, aunque sea ilegal en España".

Es curioso que siempre hable en singular. Una persona joven, autoritaria, que cada vez que fallaba su tratamiento dejaba de hablar con su mujer durante meses. Una persona que a golpe de talonario lo resuelve todo. Una persona que tiene anulada a su mujer. Una persona que ignora los sentimientos de su mujer cuando dice que repetiría el tratamiento 17 veces. ¿se ha parado a pensar como se sentiría ella después de semejante brutalidad? Pero lo que más me cabreó es lo que sigue.....

-"Pero lo que tengo claro es que nunca adoptaría". "Esos países......", "No sabes si vienen con enfermedades", "quienes son sus padres", "si luego el niño te sale mal, seguro que le echas la culpa a sus verdaderos padres porque en el fondo no es tuyo", "te los dan ya criados", "no es por discriminar pero tienen otro color".

Sentí un asco por dentro indescriptible. Pero sobre todo impotencia de no poder partirle la cara en ese preciso momento. En cualquier caso y como dice el refrán, "la ignorancia es atrevida".

En esta vida te tienes que chocar con todo tipo de gente, pero personas como éstas sencillamente me repelen. En cualquier caso para algo me tiene que servir la excelente educación recibida de mis padres. Me hubiera gustado decirle muchas cosas, pero me contuve. Le miré a los ojos, le ofrecí mi mejor sonrisa y de dije que no compartía su punto de vista pero que lo respetaba. Me levanté, me di media vuelta y abandoné su despacho.

¡Maldito el día en que le pedí consejo! Afortunadamente de una cosa puedo estar orgulloso, no acepté su ayuda cuando me ofreció prestarme dinero para los Tratamientos de Fertilidad. Si lo hubiera hecho, ahora me sentiría mal, muy mal.

No se como lo haré, pero ésta ha sido la última conversación de éste tipo que tendré con el superjefe. Con el resto de mis compañeros solo he encontrado apoyo, ilusión y alegría.

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