lunes, octubre 30, 2006

Viaje a Filipinas


Pensé que este fin de semana iba a ser relajado. Nada más lejos de la realidad. Nos quedaba por hacer algo, que por tonto, habíamos infravalorado. Me estoy refiriendo al Álbum de fotos que tenemos que entregar con nuestro expediente.

Eran apenas 10-12 fotos de nuestro entorno social y familiar, de nuestra casa y de todo aquello que consideráramos oportuno. El problema es que conociéndome como me conozco, la labor se fue complicando más y más. ¿Qué fotos ponemos? ¿Quien sale y quien no? El sábado nos dedicamos a repasar todos nuestros álbumes y fotos del ordenador. Miles y miles de fotos pasaron en 12 horas ante nuestros ojos. Después de todo aquello llegamos a una conclusión. En 14 fotos no podemos contar apenas nada.

Resultado, unas 50 fotos con notas a pie de página. Todo el domingo escaneando, imprimiendo, pegando y pensando frases ingeniosas. Yo creo que al final quedó muy bien (evidentemente no podía decir otra cosa). Un álbum en donde condensamos nuestra vida, nuestras inquietudes y nuestras ganas de ser padres.

Por último, a eso de las 10 de la noche, nos dedicamos a repasar todos los papeles del expediente por si faltara algo. Todo correcto. A las 12 en la cama. Otro fin de semana del que apenas hemos visto la luz del sol, pero del que nos sentimos muy muy orgullosos.

En unas 2-3 horas entregaremos a nuestra Agencia todo el expediente. Ellos se encargarán de traducirlo, legalizarlo, enviarlo a Filipinas y hacer el seguimiento. Cuando lleguen los papeles a Filipinas, esperar primero que lo acepten (unos dos meses) y después la larga espera sin noticias. Nuestra vida, nuestro futuro, está con ellos.

NO me lo puedo creer, se acabó. Se acabaron los papeles, los interrogatorios, las dudas, los enfados, todo..... el caso es que me estaba acostumbrando y ahora siento un vacío... ¡tonterías!, jajajja.

Esta mañana en el metro, de camino al trabajo, lo noté. No había preocupaciones, sólo la cara de mi hijo en mi cabeza y una vez más me emocioné. Tuve que ponerme gafas de sol para que no se me notaran los ojos vidriosos. Una vez más sentí que ese hijo tan esperado está cada vez más y más cerca. Su imagen me empieza a acompañar con cada paso que doy, y me siento feliz por ello.

No hay tiempo que perder. Ahora hacer las maletas, preparar todos los regalos que llevamos a nuestros familiares, repasar la agenda de entrevistas-peloteo, y dejar un hueco para compras y sobre todo para descansar.

Un descanso en un paraíso del que hablaré cuando volvamos. Un paraíso lejano que cada vez es más y más cercano.

¡Nos vemos el 14 de noviembre!

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