martes, noviembre 02, 2004

¡La Navidad ha llegado!



Sí, sí, aunque parezca mentira la Navidad ha llegado. El pasado sábado 30 de octubre, todavía con el ojo medio cerrado, me dirigí a la cocina ajeno a lo que iban a contemplar mis adormilados ojos. Mientras me preparaba una tostada, tuve la desafortunada idea de encender la televisión. Está claro que este invento es la perdición del siglo XX.

Lo que pude ver escapaba a todo entendimiento humano. Casi prendo fuego a la casa al caer en trance y observar a mis adorables clicks de famobil disfrazados de ese obeso comehamburguesas que dicen llamar Papá Noel. Lo de Noel lo entiendo, nadie sabe lo que quiere decir, pero denominar “Papá” a ese ser rechoncho que apenas se tiene en pie y que dice repartir a todos los niños del mundo juguetes en una sola noche, supera mi infinita paciencia. Si veo a mi padre con esa pinta entrando por la chimenea aviso a la policía inmediatamente.

Pero lo que más me dolió fue que mis queridos y añorados clicks de la infancia, tan españoles ellos, tan caritativos y al servicio de la sociedad (policías, bomberos, médicos, etc…), se habían vendido al vil capital americano para disfrazarse de Papá Noel con sus renos y toda su parafernalia. ¡Y no sólo eso! Tienen la osadía de anunciarse de tal guisa el 31 de Octubre. ¡Pero si quedan dos meses para Navidad! Sólo falta que aparezcan en ropa interior anunciando la moda del invierno 2005-2006. Qué decepción. Se me rompió un mito de infancia en un minuto.

Está claro que la cultura americana tiene pasión por la gordura, sino decidme que pensáis de esas rechonchas calabazas que tratan de meternos con sacacorchos desde hace unos cuantos años.

¡Dónde vamos a parar!


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