jueves, diciembre 02, 2004

Cena de Navidad


Me acaban de comunicar que la cena de Navidad de este año es el día 17. Ya estoy temblando y me explico. Éste es el único día del año es que puedes ver a tus jefes supremos haciendo toda sarta de idioteces y borrachos como cubas. Para mí, al menos, es un espectáculo bochornoso.

El mismo "tipo" que un día te hecha una bronca y te pones a contar las horas que te quedan para que te larguen a la calle, lo tienes a tu lado, pegado al oído, con un olor a alcohol que tira para atrás, diciéndote lo bueno que eres y las esperanzas que tienen puestas en ti. Tú encima aguantando el chaparrón estoicamente por si las moscas.

Éste es mi primer año, por lo que los veteranos ya me han indicado diplomáticamente que los novatos tenemos el deber de sentarnos a la mesa al lado de los jefes. ¡No saben ellos ni nada!

A estas cenas, de supuesta confraternización, las cogí ya fobia en la Universidad. Estuve vinculado a una de ellas durante muchos años y todavía recuerdo las borracheras de los profesores en los "supuestos viajes de estudios". Era algo dantesco. En más de una ocasión tuvimos que llevar a alguno a rastras hasta la habitación. ¿Cómo pretenden que luego les respetemos?

Desde entonces he tenido muy claro que hay que separar el ocio del trabajo y sino queda más remedio que unirlos, al menos mantener las formas. Si encima eres "jefe" la responsabilidad es aún mayor. No soporto ese supuesto supercompañerismo-amigismo con cenas, comidas y salidas nocturnas, cuando luego te despiden sin ningún remordimiento y sin volver a saber de ellos en tu vida.

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