miércoles, septiembre 27, 2006

Nostalgia



Cuando uno vive tan íntimamente unido a la tierra que le vio nacer y por circunstancias de la vida pasa la mayor parte del tiempo fuera de ella, pequeños detalles, como este video que tomé este verano, hacen que el día resulte mucho mejor.



lunes, septiembre 18, 2006

¿Por qué yo?


A veces, sólo a veces, me pregunto ¿Por qué yo?

Ayer tuvimos el bautizo de la hija de unos de nuestros mejores amigos. Mirara por donde mirara solo veía parejas jóvenes rodeadas de niños. Había de todo, niños simpáticos, tímidos, guapos, feos, alegres, tristres, educadísimos, mal educados, pero todos en algún momento de la tarde acudían a los brazos de sus padres.

Yo en una esquina me preguntaba, ¿Y por qué yo no puedo? ¿Por qué?

Todos o casi todos conocían allí nuestra lucha y nuestros problemas para tener hijos, pero nadie preguntó. Hay momentos que necesito convencerme a mi mismo de que todo va a ir bien, que algún día seré padre de una forma u otra, pero a veces se hace duro.

Todavía queda mucho, mucho tiempo para que ese momento se haga realidad. Para que tenga un niño que me de la lata hasta la saciedad, que no me deje en paz, que dependa de mi, que le cuide, que le mime y que le quiera, es lo único que alivia.

El camino de la adopción es esto, subidas y bajadas, lágrimas y alegrías, penas y glorias a las que uno nunca está del todo preparado.

viernes, septiembre 15, 2006

Objetos imposibles (I)

Como trabajo en temas de Internet y "obligatoriamente" tengo que navegar mucho diariamente (os aseguro que acaba cansando), quiero inaugurar una nueva sección semanal que recogerá toda una sarta de objetos absurdos, feos, desagradables e inútiles que se ponen a la venta en miles y miles de "tiendas virtuales". Curiosamente muchos de ellos son de tiendas americanas, el paraíso de las chorradas, pero poco a poco empiezan a llegar a nuestro país.

Tengo que reconocer que algunos de ellos me parecen "chulísimos", aunque su utilidad sea nula, pero el consumismo y el marketing nos rodean, y a veces es muy difícil escapar. El objeto que inaugura esta sección no es de los que me gustan, confío en que me creáis.



Esta "curiosa" silla, por llamarla de alguna forma, fue diseñada por la lituana Rasa Baradinskiene y la intención de la "artista", por llamarla igualmente de alguna manera, era que esa silla "nos arropara y ayudara en ocasiones en que estamos tristes y necesitamos que nos abracen sin que tengamos que dar explicaciones", "para dar confort y seguridad. Apta para niños, animales y adultos necesitados de calor."

No acabo de comprender nada. ¿De verdad alguien en este mundo puede sentirse aliviado de su tristeza si le abraza ese engendro del demonio? y lo que es más triste ¿Alguien se lo cree? La verdad es que la falta de humanidad, solidaridad, comprensión y ayuda por los demás están haciendo que "chorradas" como la precedente salgan a la luz y puedan comprarse.

Triste, muy triste la verdad.

martes, septiembre 12, 2006

¡Lo congelado no caduca!


Cuando eres pequeño, hay frases de tus progenitores que nuncan se olvidan. La que sitúo en la cabecera del post, es una de ellas. Mi madre la dice mil veces aludiendo a la capacidad de aguante que tiene un producto, durante "décadas", en la nevera.

Las pocas veces que mi padre y yo hemos podido acceder a "su" congelador, nos hemos llevado unas sorpresas impresionantes. Después, y tras un meditado y provocado "consejo" familiar , tratábamos infructuosamente de convencer a mi madre para que tirara muchos de esos productos, que llevaban años y años y de cuya existencia nadie ya se acordaba.

Nuestros intentos fueron siempre inútiles. Lo único que consegíamos era un enfado de mi madre, que ante frases tan lapidarias como las siguientes, no había más remedio que agachar las orejas y huir en dirección contraria:

- ¡No tenéis ni idea! , ¡Pero quien cocina en esta casa!

Las siguientes semanas después de estos intercambios amistosos de pareceres eran horribles para mi padre y para mí. Cada vez que nos sentábamos a comer, mirábamos con miedo la comida.

- ¿Será congelada? ¿Será de alguno de los paquetes caducados?

Sudores fríos recorrían nuestras frentes y comíamos rápido y sin mirar a mi madre para pasar el trago lo más rápido posible. Sabíamos perfectamente que si mi padre y yo intercambiábamos la más leve mirada, nuestra madre sospecharía de nuestros pensamientos y una nueva "bronca" caería sobre nosotros.

Haciendo honor a la verdad, nunca, en mis 35 años de existencia pasó nada. Absolutamente nada. Pero todo eso cambió hace apenas 48 horas.

Mi madre sigue en el "Paraiso Natural", de vacaciones, mientras mi padre y yo nos ganamos la vida en sendos trabajos. El caso es que el otro día me llamó mi padre al teléfono del trabajo. Me sorprendió muchísimo, ya que casi nunca me llama, así que la primera reacción fue de sobresalto:

- ¿Pasa algo papá?

* Estoy en la cama.

- ¿Cómo? ¿Te pasa algo? ¿Quieres que vayamos allí?

* No, no. Ya estoy mejor.

El caso es que ante las nula disposición de mi padre para la cocina, su dieta a la hora de cenar consisten en bocadillos y sí, eso que estáis imaginando: "CONGELADOS".

La noche anterior había tocado congelados y eligió una "pizza" que tenía una pinta estupenda. Como los años no pasan en balde y las etiquetas de caducidad cada vez las hacen más pequeñas, no se dio ni cuenta que la pizza llevaba ya caducada la friolera de ¡tres años! Resultado, se pasó toda la noche y parte del día siguiente vomitando sin parar.

Ese mismo día, nada más salir del trabajo fuí a la cocina de mis padres. Me armé de valor al desafiar una ley de mi madre de no tirar comida a la basura y me dispuse a hacer de "Torquemada Inquisidor" en el congelador. Mi padre y yo no salíamos de nuestro asombro. Carcajada tras carcajada tras sacar envases que llevaban 1, 2, 3 y el record mundial de los congelados : ¡10 años caducado!. El objeto del record eran unas espinacas que debíamos de haberlas llevado a un Museo para que las pusieran en una vitrina como las más antiguas del mundo.

En fin "amiguitos", la moraleja del día: los padres son sabios, hay que hacerles caso.... pero hasta cierto punto. Lo más importante es el sentido común.

Por cierto, mi madre no sabe nada de esta "aventura". El día que regrese mi madre de vacaciones, mi padre seguramente estará de "viaje". No queremos ni pensar la cara que pondrá al ver su congelador medio vacío. Y yo por supuesto, no se nada de todo esto que acabo de contar.